Reflexiones de una swing breaker

17 Nov

Inspiración.

Eso es lo que Manuel buscaba cuando encontró esta idea dentro suyo.

Un Camp donde todos los lindy hoppers estemos juntos, conviviendo entre nosotros y con la naturaleza.

Un Camp donde además de swing hayan otras disciplinas que nos nutran y nos dejen descubrir el arte dentro del arte.

Algo que nos permita conectarnos con lo que hacemos pero con conectores diferentes.

Algo que nos haga sentir que el swing es un arte dentro del gran arte de la danza y que nos haga darnos cuenta de que todos somos artistas.

No importa si bailamos hace poco o hace mucho. A todos nos une una pasión por la expresión a través del jazz, que hace que vibremos en una misma frecuencia. Y tal vez es esa vibración la misma que hace que la armonía brille con su presencia en eventos como este.

 

Swing breakers!

 

Este primer Swing Break Camp me dejó con una sensación de felicidad que sólo recuerdo haberla vivido en Herrang.

Si bien formé parte de la organización del Camp, mis tareas fueron previas al evento, por lo que esta fue la primera vez que pude vivir una experiencia así en Buenos Aires, como una participante más, sin tener que preocuparme por nada más que por disfrutar, sacar fotos y dar una clase.

Por ahí otros vivieron esta sensación también en el LHAIF, pero en el LHAIF yo siempre lo viví desde otro lado, que también es hermoso y altamente satisfactorio, pero muy diferente a la sensación de ir a un lugar así y dejarse maravillar por todo lo que pasa sin tener que ocuparse de nada más.

La sensación se parece a la de ver magia, porque uno no sabe cómo, pero de repente todo aparece en el momento en el que uno lo necesita. Uno se siente con ganas de aprender y es hora de ir a las clases. Uno tiene ganas de relajarse y reirse, y tiene un recreo, uno tiene hambre y aparece la comida, uno quiere bailar y ya está empezando la la fiesta.

Creo que son varios los elementos que hicieron de este evento uno muy especial.

Alguien me dijo este fin de semana que estar en contacto con la naturaleza saca lo mejor de las personas, y creo que eso es cierto. Todos están más relajados, más serenos, más puros, más dispuestos y con más entrega.

El aspecto de la convivencia fue clavel y único entre los lindy hoppers porteños que nunca fueron a Herrang. Hay algo muy especial en el hecho de despertarse todos juntos, lavarse los dientes en un mismo lugar y mirarse las caras de dormidos en el desayuno. Hay algo de eso que hace que la sensación de experiencia compartida sea aún más intensa.

Las clases fueron pura inspiración, tanto las de swing como las de otras disciplinas.

Ver a toda la gente que usualmente sólo ves bailar lindy poniendo el cuerpo para hacer contact, capoeira, improvisaciones teatrales y contemporáneo es muy movilizador. Y cuanta entrega de parte de todos!

Uno de las propuestas de Manuel era que las clases de swing fueran especiales también. Que capten el espíritu del Swing Break, que fueran experiencias nuevas para todos. Y yo sentí que eso sucedió, y que además todos estaban abiertos a recibir información por canales distintos, más particulares.

Todos los profesores también tomaron las clases, convirtiéndose en receptores de sus pares y disfrutadores de nuevos conocimiento . Todos quisieron aprender cosas nuevas y de maneras diferentes.

Una clase con muchos abrazos que nos dejó a todos enamorados de la conexión, una clase completamente en silencio para que el que hablara fuera el ritmo, y una clase en conjunto, donde los profes unieron fuerzas para generar un espacio raras veces generado en el trajín de las clases semanales, para ahondar sobre la música, algunos jazz steps enloquecidos, la relación entre leaders y followers, una nueva manera de hacer el swing out, lo que sentimos con el lindy y cómo nos comunicamos bailando.

Todo absolutamente inspirador y necesario.

Algo que siempre quise hacer y en esta ocasión pude, es documentar un evento de swing de principio a fin, en fotos.

Desde mi rol de fotógrafa del Camp, puedo decir que tengo una foto (en realidad docenas) de cada swing breaker, pero además de eso, tengo una imagen mental de cada uno, y la suma de esas imágenes me hace sonreir…

Gastón chequeando que todos se levanten el sábado a la mañana…

Agus Corrarello leyendo un libro en la sombra…

Rodri cantando a la noche al lado de las carpas cuando todos queríamos dormir…

Raúl preguntando quién arma las carpas…

Tina defendiendo a las empanadas de humita…

Nico durmiendo en la última clase…

Cinthia tomando sol afuera del Break Ballroom, con una paz imbatible…

Juli armando su carpa, ante la mirada azorada de todos…

La profe de contact bailando lindy en la fiesta del sábado como si hiciera 6 meses que baila…

Sol y Mariel riéndose juntas durante un recreo…

Ari amenazando a todos con un arma imaginaria en la clase de teatro…

Manu observando su obra desde algún rincón, con ese gesto adusto que lo caracteriza…

Maxi diciendo “suaaaave” en la clase…

Laura casi emocionándose al final del Camp contando cómo se sintió…

La profe de contemporáneo y capoeira ávida por empezar sus clases…

Agus Zero proponiéndoles a todos que se abracen…

Marian divirtiéndose mientras jugaba al autito con una silla…

Greg sonriendo SIEMPRE al bailar…

Salimma colgándose de un farol para que le saque fotos…

Déborah tratando de meter un jazz step nuevo en el swing out…

El profe de teatro pidiéndoles a las chicas que se desvistan…

Elin bailando como si nada más importara…

Daniel concentradísimo en todas y cada una de las clases…

Kike asomándose por su carpa el domingo a la mañana con cara de pocos amigos…

Romeo haciéndo de Superman en una hamaca…

Cary relajándose al sol en el desayuno del domingo…

Checha sonriendo mientras todos se devoraban su banana bread…

El Swing Break Camp lo hicieron todos.

Y esto no lo decimos porque si, si no porque todos ponemos el cuerpo para que pasen cosas así, desde roles diferentes, pero todos indispensables.

Primero, siempre hay una persona que tiene una idea y busca apoyo, otra gente que crea que esa idea es realizable y que esté dispuesta a motivarlo y sustentarlo. Una vez que tiene eso, busca más ayuda aún, gente que colabore con la materialización de esa idea, gente que ponga el cuerpo y las horas de trabajo para convertir pensamientos en cosas tangibles. Y después, cuando la idea tiene espíritu, medios para concretarse, fecha y lugar, busca gente que quiera disfrutarla, participar, poner el cuerpo yendo un fin de semana a un lugar donde no fueron nunca a vivir algo que no vivieron nunca tampoco. Y recién ahí es cuando algo se hace realidad.

Es como un snowball. Todos forman parte.

Conciente de eso, Manuel pide que nos agradezcamos entre todos, porque todos lo hicimos posible.

Así que… gracias a todos!

Ahora bien, tener ideas y estar al frente de ellas, con toda la responsabilidad que eso implica, no es fácil… así que aunque él no quiera… GRACIAS MANU!

:)

One Response to “Reflexiones de una swing breaker”

  1. Lau December 19, 2011 at 6:09 pm #

    Este balance es precioso Ani. Qué lindo volver a leerlo más de un año después. Con todas esas imágenes que nos convidás y que también me hacen sonreir. Ayer hablando con Mariel del Open pasado, le decía que es muy loco cómo los recuerdos de los eventos de swing me quedan en mi mente con las imágenes de tus fotos, con esos colores y todo. Así fue por ejemplo con la coreo que ella presentó con Tina (de eso hablaba); con mi primer competencia en ese mismo evento, y la mayoría de los eventos de los que partcipé… Releyendo este texto hermoso que escribiste, veo que sos una constructora de recuerdos no sólo mediante fotos, sino también con tus palabras. Qué lindo.

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